Desde el antiguo Egipto, las joyas han tenido un símbolo estrecho con el poder y la distinción social. Los faraones lucían espléndidos sus oros y piedras preciosas dominando su gran imperio y solo así reflejaban la fuerza que poseían. Aún 5.000 años más tarde, las joyas siguen simbolizando una influencia importante en la sociedad.
Llevar un reloj Rolex en la muñeca, a sabiendas que no mirarás la hora en todo el día, simplemente por alardeo. Hasta presumir de un anillo Cartier pese a no estar prometido, indispensable hace años. Las joyas nos hacen sentir libres y buscamos aquellos que nos identifican por nuestra manera de ser o por aquella que queremos mostrar a los demás. Al igual que un bolso, las joyas tienen su propio lenguaje.
Desde hace unos años comencé a invertir en joyas y no solo actuales, si no en joyas vintage que guardan una gran simbología. Hace poco conocí Tasadores Joyeros de Barcelona y el gran surtido de piezas que ofrecen es increíble.
Desde joyas más comunes de Tous, hasta pulseras o collares Bvlgari, pasando por relojes de prestigio como Hublot o Audemars Piguet. Sin duda, el valor de una joya no lo determina el precio, más bien se lo das tú por cómo te hace sentir luciéndola, cueste lo que cueste.
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